Rafael Encarnación (1944-1964):
Un ídolo ido a destiempo
Por Miguel «Mickey» López Ortiz
Apenas seis meses fue la duración de la carrera artística profesional de Rafael Encarnación,
talentoso cantante y compositor dominicano, desaparecido trágica y prematuramente cuando
comenzaba a saborear las mieles del éxito. Pero, su fugaz paso por el ambiente musical fue suficiente
para que dejara una huella que, a casi medio siglo de su partida, ha permanecido imborrable. De
hecho, los diez boleros que dejó grabados son considerados emblemáticos de la música de vellonera,
referencias pioneras de la corriente que se conocería como canción de amargue y lo convirtieron en
figura de culto. Por tanto, no son pocos los cronistas que lo señalan como uno de los primeros
bachateros de trascendencia… a pesar de que luego este estilo bolerístico adquirió unas
características que no están presentes en sus registros discográficos. Particularmente, en lo que respecta a la ejecución cargada de floreo de la primera guitarra.
Rafael Eduardo Encarnación Núñez era el nombre completo de este artista inolvidable. Nació en la
Calle Gaspar Hernández Núm. 1, en el barrio San Carlos, de Santo domingo, el 11 de enero de 1944.
Fue el séptimo de 24 hermanos, pero el mayor de los cuatro que su progenitor, el doctor Blas
Eduardo Encarnación Berigüeta (nativo de El Cercado, San Juan de la Maguana, y fallecido el 4 de
julio de 1987) procreó con doña Blanca Núñez Gerónimo, originaria de San José de Ocoa, Baní.
Los otros 20 fueron por la línea paterna.
Como artista era intuitivo. Jamás estudió música y en su familia no existían antecedentes artísticos.
Sin embargo, evidenció talento para crear canciones desde su temprana adolescencia. Cursó sus
grados académicos regulares en el Liceo Juan Pablo Duarte, donde sobresalió por ser estudiante
brillante.
A mediados de 1963 le surgió la oportunidad de realizar sus primeras grabaciones en el estudio Salón
Mozart, de doña Atala Blandino. Y exactamente el 24 de septiembre de aquel año salió al mercado
su primer disco sencillo con los temas Muero contigo y Pena de hombre. La radio comenzó a
difundirlos constantemente, por lo que rápido se convirtieron en hits de manera simultánea. Los
siguientes en colocarse en las listas de éxitos fueron Castigo de amor, Loco anhelo y Sin rencores.
El lunes 23 de marzo de 1964, a eso de las 9:00 de la mañana, se transportaba en su motoneta Vespa,
acompañado por el músico Rafael Bolívar Quiñones, rumbo al Salón Mozart para recoger las
cintas magnetofónicas de sus últimas grabaciones, ¡Ay, qué amor! y Logré olvidarte, las cuales jamás
escucharía, pues la desgracia se atravesó en su camino. Porque, en la intersección formada por las
avenidas Doctor Delgado y César Nicolás Penson, su motoneta fue embestido por el automóvil
imprudentemente conducido por Carlos Dominicci Carbucia. El prometedor intérprete no
sobreviviría a las graves lesiones recibidas. Murió en la Clínica Abel González, a las 3:00 de la tarde
del día siguiente, martes 24 de marzo. Apenas contaba 20 años de edad. Su velatorio se realizó en el
hogar que compartía con sus padres y sus hermanos Julio César, Manuel De Jesús y Betania en la
Calle Profesor Amiama Gómez Núm. 70 en el capitalino barrio Villa Juana. Su sepelio, efectuado en
el Cementerio Nacional de la Avenida Máximo Gómez, constituyó una gran demostración de duelo.
Su acompañante en el accidente, Quiñones, logró sobrevivir.
Una semana antes, había actuado por primera y única vez en la televisión, cantando Muero contigo y
Pena de hombre en el programa La hora del moro, que Rafael Solano mantenía a través de
Rahintel / Canal 7. Durante aquellas fechas, nuestro biografiado se aprestaba a viajar a Caracas para
realizar nuevas grabaciones para la etiqueta Sonus, que acababa de contratarlo. igualmente, se
disponía a ingresar en la Universidad Nacional Autónoma de Santo Domingo (UASD) con miras a
cursar la carrera de Odontología, que deseaba alternar con la actividad artística.
Par de años después de su desaparición física, el sello cubano Kubaney recogió las canciones que se
le habían editado, de manera independiente, en discos sencillos y lanzó el álbum Homenaje a Rafael
Encarnación (MT-305). Las piezas incluidas en este importante disco, en el que es acompañado por
el Trío Ideal, son ¡Ay, qué amor!, Calma mi llanto, Castigo de amor, Esclavo de tu amor ̶ única
cuyo texto no es de su autoría (sí la melodía), sino de Andrés Rodríguez ̶, Falsedad, Loco anhelo,
Logré olvidarte, Muero contigo, No lo niegues, Pena de hombre, Sin rencores y, finalmente,
Homenaje a Rafael Encarnación, interpretada por su hermano Julio César (n. en Santo Domingo,
septiembre 5, 1946 ̶ ), quien con esta intervención se estrenó como cantante y autor. Éste sería
habitual participante en veladas bohemias de recordación como motivo de su aniversario luctuoso,
como la celebrada en la discoteca Fuego-Fuego la noche del jueves 23 de marzo de 1995.
MLO / Abril 2, 1995.
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